Cada vez me gusta mas el “revelado digital” simulando la fotografía “química”, con ese “grano” tan peculiar y romántico, con ese leve desenfoque que le configuraba cierto grado de imperfección, carácter y encanto que las hacia únicas.
Si a lo dicho anteriormente le sumas un Cristo barroco de hechuras verdaderamente impresionantes, una tarde de Viernes Santo en Sanlúcar de Barrameda… se obtiene fotografías únicas.